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El turismo en clave verde

Hoteles, aerolíneas y destinos trabajan para reducir la contaminación y el uso excesivo de recursos no renovables. Viajes amigables con el medio ambiente.

Dado su vertiginoso nivel de desarrollo, el turismo es una de las actividades económicas más relevantes a nivel mundial. Las consecuencias de este –en ocasiones descontrolado– crecimiento son muchas: cambia la infraestructura de cada destino, se modifican los hábitos sociales, los paisajes y, claro, el medio ambiente. Los especialistas acuerdan al afirmar que el crecimiento debe ser regulado, entre otros aspectos, con una política mancomunada entre las instituciones y el sector privado, de modo de evitar efectos negativos a corto y largo plazo.

 
¿Pero qué hacen las empresas de turismo para estar en sintonía con la ecología ? Dado que el futuro del planeta es una incógnita, los actores intentan, cada uno a su modo, sumar un granito de arena en pos de una evolución favorable: sea con acciones nimias como la recolección de tapitas plásticas, en otras más complejas como la separación de residuos o, a mayor escala, al fomentar la investigación, el uso de energía ecológica y con una política punitoria y de concientización destinada a residentes y viajeros. Para los operadores de turismo la clave parece ser: asumir el campo de injerencia propio y proporcionar, allí, las herramientas necesarias para crear conciencia medioambiental en los dos grandes grupos que componen su espectro; empleados y usuarios.
 
Con su campaña “Help us GreenNYC”, las autoridades de Nueva York (Estados Unidos) estimulan a los turistas a optar por moverse en bici, en transporte público o, a quienes lo precisan, a través del alquiler de autos híbridos, vehículos que aprovechan hasta un 30% de la energía que producen, contra el 19% de los convencionales. Todavía lejos de ser una ciudad con conciencia ecológica, en la ciudad de Buenos Aires los tours a bordo de bicicletas eléctricas empiezan a despertar interés.
 
Estos son hábitos loables para adoptar en tramos limitados, pero, ¿qué pasa con los traslados largos? De las medidas que desde hace unos años toman las aerolíneas para disminuir su nivel de contaminación, sin dudas la más relevante es el uso –todavía, lentamente difundido– de biocombustibles. Hay que aclarar que este tipo de energía no es la solución definitiva al desequilibrio causado por la polución de los medios de transporte. De hecho, para organismos como Greenpeace, no pueden ser catalogados como tipos de energía no contaminantes. “Los biocombustibles han sido presentados como los actores clave para reducir las emisiones. Sin embargo, no es cierto que el balance de emisiones de los biocombustibles sea neutro”, afirman en el organismo. En cambio, son una energía renovable, lo que en este contexto no es menor.
 
Dados los cuestionamientos que recibió la producción de estos combustibles (entre otros, la tala de especies autóctonas para dar lugar al cultivo de la materia prima que requieren), el debate está presente en las compañías aéreas. Desde Air France - KLM afirman que “consciente de que la producción de biocombustibles recibió cuestionamientos desde distintos sectores, el conglomerado enfatiza su compromiso de seguir de cerca el desarrollo científico en este campo, de modo de promover la sustentabilidad, evitando impactos negativos en la sociedad y el medio ambiente”. Como se ve, no es un tema cerrado.
 
Sin embargo, las expectativas son positivas y los aportes de las aerolíneas que incursionan en este campo son valiosos. Así lo entendió la comunidad internacional cuando en octubre pasado Air France realizó el vuelo con menor nivel de emisiones de dióxido de carbono (CO2), entre las ciudades de Toulouse y París.
 
Igual interés despertó el primer vuelo comercial de Sudamérica con biocombustibles de segunda generación (es decir, provenientes de materias primas sostenibles, cuya producción no compite con fuentes de alimentación ni con recursos básicos, uno de los argumentos que suele poner en jaque a la producción de este tipo de energía). El vuelo fue operado por LAN y Air BC Copec hace pocas semanas, la energía provino de residuos de aceite vegetal refinado y, según evaluaron autoridades de estas compañías, cumplió con “los más estrictos estándares técnicos requeridos para volar”.
 
Si bien en su programa de responsabilidad corporativa LAN trabaja varios aspectos vinculados al cuidado del medio ambiente, uno de los puntos centrales que enfatizan –y que debería hacerse extensivo a más de una compañía de aviación– es la importancia de renovar la flota: mayor modernidad (por ejemplo, aviones como el Boeing 787 son considerados “ecológicos”) significa menor emisión de CO2 (ver Claves ).
 
También importan las acciones dentro de la cabina, por ejemplo, el manejo ecológico de los residuos y medidas como la reducción de impresiones en papel con la implementación de e-tickets. Aunque le pese a los viajeros, a esto se suma un punto esencial: la reducción del equipaje, uno de los aspectos más promovidos por organismos internacionales de aviación (SWAFEA, AEA y IATA). Se sabe, el mayor peso de las naves aumenta la emisión de gases de efecto invernadero.
 
Sean pequeños bed & breakfast o grandes resorts, el accionar de los hoteles en materia medioambiental es motivo de reconocimiento por parte de organismos comprometidos con la ecología. Y no es menor, ya que la obtención de rótulos “eco friendly” (como el Sabre Eco-Certified Program, entre otros) interesa tanto a turistas, que muchas veces se entusiasman con pagar un poco más a cambio de alojarse en un hotel amigable con el ambiente, como a los responsables de los hoteles que, en consecuencia, invierten para que sus servicios e infraestructura se mantengan acordes con las pautas del equilibrio ecológico.
 
Así lo explica Ricardo Avellaneda, director de Ingeniería de Park Tower y Sheraton Buenos Aires, este último reconocido por la Agencia de Protección Ambiental (APRA) de la Ciudad de Buenos Aires como el primer “Eco Hotel” metropolitano: “Es complicado y costoso generar prácticas ambientales, pero el reconocimiento es valioso para nuestros clientes; es una estrategia fuerte de negocios. Nuestro trabajo se da en el marco de un programa escalonado de compromiso con la ecología de acá al 2020, que es parte de una decisión orgánica de la corporación Starwoods”.
 
Otra cadena interesada en el mundo verde es NH, la primera en certificarse con la Norma ISO 50.001 de Gestión de Sistemas Energéticos: entre otras medidas, en sus hoteles se prioriza la reducción de los consumos de agua y energía, gracias a la incorporación de electrodomésticos (televisores, minibares) más eficientes, lamparitas de bajo consumo y filtros solares en las ventanas, a fin de evitar el uso exagerado de los sistemas de refrigeración.
 
Al margen de contar con ascensores que, además de consumir, generan energía, Sheraton adhirió en el último año al programa ciudadano “Terrazas verdes”: estos espacios constituyen un lugar de esparcimiento, promueven el contacto con la naturaleza, aíslan la temperatura de los edificios y contribuyen a generar oxígeno. Para ahorrar agua potable, el hotel lleva a cabo una prueba piloto de riego con el suministro que proviene de las napas.
 
Aviones que regulan la polución, hoteles “eco friendly”, biketours y más espacios naturales en las ciudades. ¿Será el mundo año verde?

Fecha: 2012-04-16

Fuente: Clarin Online

Enlace: http://www.clarin.com/viajes/turismo-clave-verde_0_682731727.html

 

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